domingo, 7 de septiembre de 2008

Ciclismo en los Alpes de Austria, Galtür, Silvretta Hochalpenstrasse

Como prometí (a mi mismo más que nada) escribo unas líneas y cuelgo unas fotos de nuestras últimas vacaciones en los Alpes.

Nos hospedamos en un pequeño pueblo de montaña llamado Galtür en el Tirol austriaco. El lugar es idílico para relajarse y hacer todo tipo de actividades al aire libre. A mi particularmente me atraía muchísimo hacer ciclismo por la zona, y la verdad es que he disfrutado como un niño subiendo y bajando esos puertos de montaña y admirando esos paisajes tan maravillosos.


Uno de los principales atractivos para mi era subir el Silvretta Hochalpenstrasse, un puerto de montaña de 14,5 Km, 7% de desnivel medio, 1000 metros de desnivel total y 32 curvas en herradura. Las curvas están numeradas, y es un disfrute ir viendo como vas reduciendo las curvas hasta la cima.


Subí dos veces el Silvretta Hochalpenstrasse, no el mismo día desde luego, y aunque la primera vez fue más emocionante, la segunda lo pude disfrutar más físicamente. La primera vez lo hice en hora y veinte minutos y terminé con una media pájara, imagino porque mi cuerpo no estaba aun hecho a la altitud y un esfuerzo tan prolongado en la bici. La segunda vez sin embargo, me encontré mucho mejor e hice una hora y diez minutos.

Jamás había subido un puerto tan largo y tan duro, y sobre todo con un paisaje tan esplendido como el de los Alpes.


También hice algunas otras rutas por la zona que disfruté igualmente por la belleza y la dureza de esos paisajes y carreteras. En torno al lago de Kops Stau hice un par de rutas que me encantaron. Desde el Kops Stausee hice un descenso y una subida que tenían un desnivel brutal. Muchos tramos andaban al menos por el 15% de media ya que me costó la misma vida subir esas rampas.

Tanto era el desnivel que tenía que echar el peso de mi cuerpo hacia delante para que la bicicleta no se volcase hacia atrás. Ahí me di cuenta de que realmente me encuentro en una forma más que decente, porque el corazón y los pulmones trabajaban casi al máximo para que mis piernas pudieses mover la bicicleta cuesta arriba.


El esfuerzo físico fue para mi uno de los grandes alicientes. Más que nada por el reto personal de ver que mi cuerpo me permite disfrutar de esos paisajes a pesar de estar jadeando y sudando de lo lindo. No me importó lo más mínimo hacer buenos tiempos o superar a otros ciclistas, fue puramente personal, gozar de la sensación de llegar a la cima sin haber puesto un pie en el suelo. Es una sensación magnifica.


Finalmente no hice el otro puerto que tenía intención de subir, el paso dello Stelvio en Italia. Quedaba un poco lejos de donde estábamos y además era bastante más duro que el Silvretta. Con casi 25 Km y unas rampas brutales, suponía hacer un esfuerzo casi al máximo de entre dos o tres horas, y para eso hay que estar bastante más preparado. Otra vez será.

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