lunes, 12 de noviembre de 2007

El león de la Zarzuela

Así es como mi padre llamaba siempre al rey don Juan Carlos cuando aparecía en la tele. Cuando decía "ahí está otra vez el león" no quería hacer ningún tipo de similitud con el bello animal considerado rey de la sabana. No, más bien se refería a que todo lo que salía por esa real boca era fruto de leer un papel que le ponían por delante. Mi padre pudo no haber sido un hombre muy culto, pero supo ver la esencia de la figura del rey. Como figura institucional, que no deriva su autoridad de la voluntad electoral del pueblo español, su único papel es más simbólico que otra cosa. Es decir, si ha de hablar en público en calidad de rey de la corona española, ha de hablar únicamente lo que los representantes legítimos y electos del pueblo español le escriban en un papel. Se deduce de ello, que el exabrupto que tuvo recientemente el rey en la cumbre Iberoamericana con el presidente electo de Venezuela Hugo Chávez, estuvo totalmente fuera de lugar a no ser que lo tuviese por escrito de manos de algún representante del gobierno. Como ese no fue el caso, el rey, coloquialmente hablando, se pasó tres pueblos.

Los medios de comunicación parecen haber obviado un par de matices importantes en su relato del incidente. En primer lugar todos hablan de los continuos "insultos" y/o descalificaciones de Hugo Chávez a Aznar, pero nadie parece preocuparse porqué y cómo se iniciaron esas acusaciones de Chávez. Creo que es un matiz importante, ya que de lo contrario la cosa queda como que el que tuvo el exabrupto fue Chávez interrumpiendo un discurso ya iniciado por Zapatero. En segundo lugar, está el asunto del intento de golpe de Estado en Venezuela contra Chávez en 2002. Prácticamente en ningún medio explican el papel de Aznar en aquella intentona de golpe de Estado, y si lo hacen (como en el país), es indirecta y brevemente a través de los comentarios de Llamazares quien hizo alusión al fallido golpe de Estado del 2002. El ministro de exteriores Moratinos ya hizo hace un tiempo alusión a este problema diciendo "en el anterior Gobierno, cosa inédita en la diplomacia española, el embajador español recibió instrucciones de apoyar el golpe, cosa que no se va a repetir en el futuro. Eso no se va a reproducir, porque nosotros respetamos la voluntad popular" (publicado en el mundo).

Quizás las formas y la oportunidad de las palabras de Chávez, que a veces padece de verborrea incontenible, no fuesen de lo más adecuado, pero eso no quita dos cosas. Una que Aznar tuvo un papel en el intento de golpe de Estado en Venezuela en 2002. Para comprender el alcance del asunto solo basta imaginar el trato que hubiese recibido en España cualquier mandatario de otro país que hubiese apoyado el golpe de Estado de Tejero el 23F del 81. Como segunda observación, sinceramente creo que si alguien tenia que haberse callado ese era el rey, a no ser que le hubiesen escrito el "porqué no te callas" en un un papel. Si prefiere hablar públicamente y expresar sus opiniones personales debería abdicar, renunciar a la corona y presentarse a las elecciones de presidente de la República española.

lunes, 8 de octubre de 2007

El Relojero Ciego

Sigo bastante enganchado con Richard Dawkins se podría decir. Acabo de terminar otro libro suyo llamado The Blind Watchmaker y aun siguen retumbado en mi mente algunos de sus profundos y poderosos pasajes, sus argumentos evolucionistas, así como el uso magistral que hace de la metáfora. Demoledor, apasionante, intenso, revelador, todos estos adjetivos y alguno que otro se pueden aplicar a esta obra de Dawkins que a veces, al terminar un capítulo, lo hace sentir a uno como si se hubiese hecho el equivalente en esfuerzo mental de correr una media maratón. Se siente a veces una especie de calentamiento cerebral que te hace sentir como si estuvieras en buena "forma mental". Cierto es que dado mi escaso conocimiento en áreas como la biología, la física, las matemáticas o la programación informática, el esfuerzo es seguramente mayor que para alguien menos profano que yo, aunque estoy casi seguro que para cualquiera supondría un ejercicio intelectual considerable. Lo cierto es que mí en particular me ha hecho remover bastante y aumentar ciertas áreas de conocimiento que tenía ciertamente algo anquilosadas.

El título del libro hace referencia al argumento del teólogo inglés del siglo XVIII William Paley sobre la supuesta imposibilidad de la existencia de seres complejos sin que exista detrás la mano creadora de un ser superior. Paley escribió su famosa tesis en una obra titulada "Teología Natural" y lo hizo antes de que Darwin
entrase en escena, lo cual le otorga cierto valor según Dawkins, ya que Paley parece compartir con ambos la admiración y casi el sobrecogimiento con respecto a la abrumadora y bella complejidad que nos muestra la naturaleza. La mano creadora del reloj y de todas los seres y cosas complejas en la tierra son, según Paley y los creacionistas, obra del supremo creador de todas las cosas. Sin embargo está más que demostrado hasta el momento, gracias a Darwin y sus sucesores, que la selección natural es el verdadero relojero, y como dice Dawkins, es ciego, inconsciente, no tiene previsión alguna, y es la única explicación sobre la existencia del aparente propósito que presentan las muy complejas y diferentes formas de vida de nuestro planeta.

Hay algo en los argumentos de Dawkins que me llama poderosamente la atención, y es el continuo paralelismo que hace entre las tecnologías de la información (en particular en lo que concierne al almacenamiento de datos) y la transmisión de información genética que los seres vivos utilizamos en el proceso de reproducción. También utiliza bastantes analogías similares en cuanto al funcionamiento de nuestros sentidos, nuestro cerebro y sistema nervioso. No es que Dawkins equipare ambos fenómenos en nivel de complejidad, obviamente nuestro sistema de almacenamiento y transmisión de información es muchísimo más complejo, pero el principio parece ser el mismo. Sus experiencias con modelos basados en programas informáticos parecen haber ayudado a Dawkins a apreciar mejor el papel central de la herencia genética como la clave del proceso evolutivo. El libro fue escrito en 1986 y es curiosos ver el uso que hace de términos como floppy disk, y como utiliza analogías con su ordenador de 64 Kilobytes; desde luego ha llovido mucho desde entonces y las tecnologías de la información han "evolucionado" enormemente.

Hacia el final del libro Dawkins hace frente a la famosa disyuntiva evolución/creación. Bastantes de los argumentos que utiliza son los que posteriormente utilizó en "The God Delusion", aunque de una manera algo más diluida ya que ese libro no se centra en la temática de la selección natural y la evolución. Me gusta mucho como matiza la cuestión de cómo explicar las formas complejas de vida que hoy existen. Queda bastante claro que la única explicación plausible a esa complejidad es el lento cambio acumulativo que ha producido la selección natural y la mutante transmisión de información genética. Pero la cosa no está tan clara en cuanto a las originarias y extremadamente simples formas de vida que produjeron la vida compleja que hoy vemos. ¿Como pudo producirse el cambio de formas simples de vida a formas auto replicantes (gracias al ADN) con la capacidad de mutar y adaptarse a su entorno? Esta es una pregunta fundamental que Dawkins afronta sin complejos y responde brillantemente, aunque a veces cuesta sudores seguirlo. Los conceptos importantes sin embargo se entienden bien, los matices y ciertas teorías son más duras de asimilar completamente para alguien ajeno a estos campos de la ciencia. Al final se siente uno como si hubiese hecho una maratón mental, y como dijo un crítico, más vale ponerse las zapatillas de deporte mentales porque Dawkins, a pesar de su capacidad y claridad argumental, no ofrece lectura masticadita a sus lectores.

viernes, 5 de octubre de 2007

Solidaridad interconstitucional

No, el título de este comentario no va sobre lo que parece. Por interconstitucional no me refiero a algún aburrido estudio comparativo entre constituciones de varios países. Más bien me refiero a la solidaridad entre gente de distinta constitución física, más en particular a los (muy)delgados y a los (muy)altos (grupo en el que me encuentro) y que son objeto de comentarios miles, diarios, repetitivos, insultantes a veces, y sin la más mínima originalidad en la mayoría de los casos. Estas características físicas que nos constituyen como somos y nos diferencian de las demás suelen traernos muchos momentos en los que, o bien desearíamos que todo el mundo fuese alto y/o delgado, o bien que la gente no fuese tan lela.

A nadie se le ocurriría hacerle el mismo tipo de comentarios, de los que somos objetos los susodichos grupos físicos, a otros grupos tales comos los (muy)gordos, (muy)bajitos. Por alguna razón que desconozco, tales comentarios serían tomados como insultos. Así por ejemplo, decirle a un bajito "oye con lo enano que eres no te tienes que agachar para recoger cosas del suelo, ¿no?, o "joder tío estás tan gordo que casi no puedes pasar por las puertas", etc, etc. Sin embargo los delgados y altos estamos expuestos a este tipo de comentarios diariamente. Conozco mejor, por mis "largos" años de experiencia, los comentarios a que sufrimos la gente alta, aunque gracias a una amiga delgada supe que ella es víctima de comentarios que la hacen sentir bastante incomoda a veces. Por otro lado, soy muy consciente de mi constitución física, la acepto y me doy cuenta de sus peculiaridades, pero eso no creo que justifique el ser objeto de la burda burla de tanto lelo/a que anda por ahí suelto.

Por poner algún ejemplo de esos comentarios a los que me refiero y que se suponen graciosos, que os parece; tu jugarás al baloncesto, ¿no?, o ¿que tiempo hace por ahí arriba?, o ¡cuidado con el quicio!, ¿que te dieron de comer de chico?, o cuando te llegue la comida al estómago yo ya habré hecho la digestión. Estos son los más maníos y pesados, pero después están los que son un poco más insultantes, como ¡eres más largo que un día sin pan!, o ¡más largo que una meá cuesta abajo!, o que simplemente se refieran a uno como "el largo". Para más inri suelen acompañar a los comentarios unas risotadas forzadas o algún palmetazo en la espalda. Los hay incluso que buscan la complicidad de otros, quizás como signo de que de alguna manera sabe en su fuero interno que acaba de decir una estupidez y busca en el apoyo de otros para disimular su vergüenza.

He de admitir que cuando alguien gasta una broma bienintencionada y original soy el primero en reírme, e incluso intento añadir alguna broma de mi propia cosecha. No me obsesiona el asunto, y sinceramente después de tantos años me da bastante igual todo esto, pero me resulta curioso el que sea aceptable decir ciertas cosas a los altos y a los delgados que aplicado a otras constituciones físicas sería insultante. Uno desarrolla con el paso de los años una especie de sexto sentido que sirve para saber cuando alguien está siendo simplemente un lorito que repite la típica broma insulsa, o bien se quiere reír a costa de uno, o bien simplemente se le ocurre un comentario ingenioso.

Los comentarios del ultimo tipo los acepto gustosamente, los dos primeros, o bien me dejan indiferente, o me hacen pensar que el que lo dice es un lelo/a e intento responder de alguna forma para que sepan que no tienen la más mínima gracia. A veces, la mejor técnica es la de responder al comentario/pregunta con una respuesta que se equipare a ella en el nivel de absurdo. Es una técnica profesada bastante por el amigo Barea, que en una de sus magistrales respuestas a la absurda petición de una señora, que quería que cantásemos el Macarena de Los del Río en la boda del amigo Arfonsillo, respondió "lo siento señora pero yo no tengo estudios". La señora se quedó estupefacta, muda y no nos volvió a dirigir la palabra ese día. La única que se me ocurre para cuando me hacen la pregunta "tu jugarás al baloncesto, ¿no?" es algo que solía decir mi padre y que seguro que deja atónito a cualquiera; "no, a mi no me gusta el baloncesto porque marcan muchos goles". De todas maneras, hay que ser rápido e imaginativo para utilizar dicha técnica, y en los momentos en los que no se me ocurre algo de ese tipo simplemente echo una media sonrisa falsa con la que intento expresar mi más absoluto hartazgo de ese tipo de comentarios (y comentaristas) y a la vez transmitir la poca originalidad, o más bien necedad, de la persona que lo arroja.

martes, 2 de octubre de 2007

Silvretta Hochalpenstrasse

Debe ser mi lado masoquista, pero al recorrer este puerto de montaña durante nuestras ultimas vacaciones en los Alpes de Austria me entró un deseo irreprimible de agarrar mi bici y subir ese monstruo de puerto de 14,5 km, 32 curvas cerradas, y desniveles de hasta el 14%, que te quitan la respiración nada más verlo. Si haces click en la imagen y después la aumentas, te harás una mejor idea de la bestialidad de puerto a la que me refiero. Desde luego los habrá peores, pero en el momento de subir (en coche) no concebía esa idea, sobre todo viendo como los numerosos ciclistas que subían echaban la higailla.

Así que me he planteado el siguiente reto; "Antes de estirar la pata he de subir el Silvretta hochalpenstrasse este de los cujons porque si no no me voy tranquilo a criar malvas".
¿Se apunta alguien?

martes, 25 de septiembre de 2007

The God Delusion, Richard Dawkins

Finalmente he terminado de leer el libro de Richard Dawkins The God Delusion (El Espejismo de Dios en versión castellana). Sin ningún lugar a dudas ha sido una de las lecturas que más he disfrutado en muchísimo tiempo, y el descubrir a Dawkins ha sido para mí algo tan revelador como lo fue descubrir en su tiempo a Bertrand Russell. De hecho, creo que los dos comparten mucho. Ambos son dos intelectuales con una capacidad de elaborar y transmitir ideas como pocos, que yo conozca al menos. Russell quizás abarcaba más en su conocimiento, que iba desde las matemáticas hasta la filosofía pasando por la física, la astronomía, la sociología y seguro que se me queda alguna otra en el tintero (bueno en el teclado). Sin embargo Dawkins, siendo biólogo y ardiente defensor de la teoría de Darwin sobre la selección natural, presenta sus argumentos desde un ángulo diferente y más basado en el conocimiento científico, lo que para mí ha sido un goce tremendo, al poder profundizar un poco en ese mundo tan apasionante del evolucionismo.

Dawkins hace una disección de las diferentes corrientes creacionistas, teístas, panteístas, deístas y ateas, las cuales presentan una diversidad en visiones y actitudes que a uno lo dejan perplejo. Por ejemplo, Einstein ('acusado' a menudo de haber creído en el dios judeo-cristiano) entraría en el saco panteísta - que es la
doctrina de quienes creen que la totalidad del universo es el único Dios. Parece que Einstein tenia algún tipo de "sentimiento religioso cósmico", que incluso parece que ni él mismo podía dilucidar. Sin embargo en el mayor, y potencialmente peligroso, saco teísta - creencia en un dios personal y providente, creador y conservador del mundo - se puede encontrar a especímenes como Osama bin Laden, G.W Bush, la madre Teresa o las monjas carmelitas descalzas.

Dawkins representa el espectro (d)teísta-ateísta en una lista de siete posibles interpretaciones sobre la cuestión de dios:
  1. Teísta convencido. Probabilidad de la existencia de dios a 100%. Según C.G Jung, "no creo, sé".
  2. Probabilidad muy alta, pero inferior a 100%. Teísta de facto. "No tengo absoluta seguridad, pero creo ardientemente en dios y vivo mi vida asumiendo que existe".
  3. Probabilidad mayor del 50% pero no muy alta. Técnicamente agnóstico pero con tendencias teístas. "No tengo certeza pero tiendo a creer en dios".
  4. Exactamente 50%. Agnóstico completamente imparcial. "La existencia o no existencia de dios son equiparables".
  5. Inferior al 50% pero no muy baja. Técnicamente agnóstico pero con tendencias hacia el ateísmo. "No sé si dios existe pero tiendo a ser escéptico".
  6. Probabilidad muy baja, pero no llegando a 0%. Ateo de facto. "No tengo certeza absoluta pero pienso que dios es altamente improbable".
  7. Ateo convencido. "Sé que no hay dios con la misma convicción que Jung 'sabe' que lo hay".
Personalmente, me encuentro en la categoría en la que se encuentra Dawkins; en la 6. Sintomático es el hecho que apunta Dawkins sobre lo improbable que es conocer a alguien de la categoría 7, pero sin embargo la categoría 1 (su polo opuesto) está bien poblada. Creo que este tipo de análisis basado en los muchos matices que se encuentran entre el creo o no creo son muy acertados. Me recuerda en cierta manera a la iniciativa Political Compass que matiza el espectro de orientaciones políticas que existe entre el ser de derechas o de izquierdas.

Quizás, el único "punto débil" que observo en los argumentos, por otro lado demoledores, de Dawkins, es la escasa referencia que hace a los factores político-económicos en relación con los efectos perniciosos de la religión. Dawkins los menciona por ejemplo en conexión con los problemas de Irlanda del Norte, del conflicto Israelo-palestino o con la "guerra" contra el terrorismo. Sin embargo, creo que para abarcar todos los ángulos de analisis que afectan estos fenómenos Dawkins tendría que ser, no solo el increíble científico que es, sino ademas un magnífico politólogo, sociólogo, economista y filosofo. Pero esa "carencia" se puede suplir leyendo a otros magníficos intelectuales en esos campos que ofrecen esos ángulos diferentes para así poderse construir una visión mas amplia y equilibrada. Aun así el libro es un disfrute continuo, e incluso cuando toca temas relativos a la biología, la física, astronomía y la química, lo hace de una manera muy accesible para los que carecemos de ese conocimiento.

jueves, 13 de septiembre de 2007

¿Y yo qué puedo hacer?



“El crecimiento con el único fin del crecimiento es la ideología de la célula cancerígena”
Edward Abbey

Cuantas veces habré escuchado la pregunta que encabeza esta entrada. Creo que es un síntoma claro de la impotencia que la mayoría de la gente siente ante el devenir de fenómenos y tendencias como el sistema económico y político, la inmigración, la pobreza en el mundo, las guerras, etc. Sin duda, yo mismo me la he hecho durante mucho tiempo, y aun le doy vueltas a la cabeza para ver si se puede hacer algo más, aunque sea un poco, en nuestra vida cotidiana. El objetivo es tomar conciencia de nuestras acciones y del impacto que tienen y pueden tener, y así tratar de encaminar nuestra actividad hacia fines más beneficiosos y duraderos para la mayoría de los seres humanos y para el ecosistema. Aquí propongo una serie de iniciativas que en casa intentamos seguir, y en las que tenemos la esperanza de poner nuestro granito de arena en cuanto a mejorar nuestro impacto en la sociedad y en el medio ambiente. Sin duda habrán más cosas que se pueden hacer, e incluso siempre se puede hacer un mayor esfuerzo de coherencia y consistencia, así que a cualquiera que se le ocurra cualquier otra iniciativa por favor que no se quede sin compartirla, inclúyela en los comentarios.
  • Apoyar a las cooperativas de todo tipo. Sus fines son menos egoístas, su funcionamiento democrático, tienen un impacto más positivo en la sociedad. A diferencia de las grandes empresas cuyo fin exclusivo es aumentar los beneficios de los ejecutivos y accionistas, considerando todo lo demás como meros factores de producción en la ecuación del crecimiento económico.
  • Comprar productos biológicos, de comercio justo y de producción local. Habría que apoyar iniciativas que primen la calidad por encima de la cantidad, incluso si hay que pagar un poco más. Suelen ser productores pequeños y no las grandes compañías alimentarias, cuyo objetivo es maximizar beneficios para los accionistas, las que se preocupan más por producir productos de bajo impacto ambiental, saludables y con vocación igualitaria. El comercio justo ayuda a los pequeños productores de los países más pobres a que obtengan precios más acordes con su trabajo, es decir a no ser explotados por las multinacionales y el mercado.
  • Abrir cuentas bancarias y/o invertir en fondos que garanticen inversiones sociales no especulativas. De esta manera se le manda un mensaje a la banca y a los principales inversores por el que se deja claro que queremos saber en que se utiliza nuestro dinero y que por lo tanto no queremos que lo utilicen en oscuras operaciones financieras de carácter especulativo, poco éticas y que tanto condicionan las economías de los gobiernos y de los ciudadanos.

  • Mantenerse informado sobre la actualidad política nacional e internacional. La ignorancia y el desinterés de los ciudadanos se encuentran entre las principales causas por las que los que abusan del poder y tienen motivaciones egoístas y desconsideradas pueden hacer y deshacer a su gusto. Igualmente son la raíz de los sentimientos de impotencia y descontento que pueden tener consecuencias desastrosas en nuestras sociedades.
  • Elegir bien las opciones políticas por las que se vota. Votar por opciones políticas que tengan programas acordes con un sistema menos basado en el crecimiento económico puro y duro, que se preocupen por la igualdad, la redistribución de la riqueza y la solidaridad social a escala nacional e internacional, respetuosos de la pluralidad ideológica, religiosa, cultural.
  • Intentar consumir menos y mejor. No dejarse llevar por las tácticas mercantiles conducentes a consumir más y más para así poder sostener lo insostenible, es decir, el crecimiento constante de las industrias y de los beneficios de sus accionistas. Un ejemplo claro es el de la industria automovilística. Ya no les basta que todo el mundo tenga coche, también quieren que en cada familia haya más de un coche y además que se cambien los coches cada año, dos años, para así seguir creciendo y produciendo beneficios para los ejecutivos y accionistas.
  • Participar en la manera de lo posible en iniciativas de intercambio, sin animo de lucro, de conocimiento y de trueque de cualquier tipo. Intentar aprovechar y participar en iniciativas como Wikipedia, Mozilla, Itrain Online, y los cursos que algunas Universidades ofrecen de manera libre. El conocimiento debería ser libre y gratuito para todos, y no basado en las reglas de mercado que tantas desigualdades e injusticias crean. En principio, este tipo de iniciativas no han de ser negativas para las economías, ya que si se descomercializan sectores como los mencionados significa que las personas tendremos menos necesidad de gastar y por lo tanto también de ganar menos dinero.
  • Intentar reducir nuestro impacto ambiental. Reciclar, ahorrar energía, usar medios de transporte común, caminar e ir en bici a los sitios en la medida de lo posible.

martes, 11 de septiembre de 2007

Una semana en los Alpes austriacos

Con este pequeño relato de nuestras primeras vacaciones como trío familiar de tres en los Alpes austriacos de Austria quisiera iniciar este bitácora blog en la telaraña mundial de la intenné.

Después de pasar casi todo el verano en el gran ducado (de Luxemburgo), que debido a unas condiciones climatológicas especialmente perrunas se hizo bastante duro de tragar, casi como una calada de un ducados negro de aquellos que te arañaban el esófago y te destrozaban los pulmones. Aun así la ilusión que nos hacía pasar una semana en los Alpes con nuestra Clara nos facilitó mucho la espera.


Decidimos tomar la ruta que atraviesa Alemania de oeste a sur en vez de pasar por Francia y Suiza. Todo hay que decirlo, y es que gran parte del atractivo de la ruta elegida fue que en Alemania las autopistas son gratuitas y las hay por doquier, así que nos levantamos tempranito y tomamos autobahn y manta. La salida fue temprana esperando que Clara, a la que no le gusta particularmente estar sentada mucho rato en el dichoso maxicosi (bueno ni en la mayoría de los asientos), no protestase demasiado.

Todo comenzó bien, pero pronto nos dimos cuenta que el hambre apretaba y, quizás debido a la falta de sueño, Helena y yo nos pusimos a fantasear sobre lo maravilloso que seria encontrar una venta donde comer unas tostás con jamón, manteca colorá o algo por el estilo en algún cruce alemán de las Cabezas. Pero pronto dejamos de delirar y nos dimos cuenta que los alemanes, a pesar de sus muchas virtudes, carecen de esa maravillosa costumbre. Incluso nos preguntábamos si les gusta comer en absoluto, porque durante cienes y cienes de kilómetros no encontramos ni una mísera estación de servicio que ofreciese aunque fuera un mísero pastelillo. Sin embargo, nuestra fe en los alemanes volvió a resurgir cuando llegamos a la desconocida ciudad de Pirmasens, en medio de ninguna parte, y en la que sin embargo encontramos un mercado repleto de productos frescos y riquísimos de los que dimos buena cuenta, como los riquísimos brezel que nos encantan.

Tras horas de Autobahn, alguna que otra obra y atasco, llegamos a nuestro destino en Brand, Austria. El primer problema que se nos presentó fue el alemán, que con el añadido del acento y peculiaridades austriacas, demostró ser un hueso duro de roer. Menos mal que Helena se defiende bastante bien, si no hubiésemos estado a base de pan y agua. Entre las peculiaridades del alemán de Austria (y según parece del sur de Alemania) está el saludo típico. Literalmente traducido "Grüß Gott" significa "saludos dios", así que entre la altura de los Alpes y el que te saluden todo el día como a un dios uno se siente un tanto omnisciente y omnipotente. Aun así es una sensación muy pasajera, porque cuando me seguían hablando me daba cuenta que no tenía ni papa de alemán y la omnisciencia se iba al garete, y no digamos la omnipotencia, porque la impotencia que se siente es máxima cuando no puedes preguntar ni la hora.

La semana transcurrió de manera muy agradable, sana y activa. Las comidas en el hotel eran de lo más sano y nos llenaban de energía para hacer caminatas y estar pendientes de Clara, que también requiere más energía que subir más de una montaña. Ella se lo pasó muy bien siempre rodeada de niños con quien jugar y de cosas que agarrar y romper, enchufes que tocar, esquinas de mesas y sillas con las que chocar, escaleras por las que caer. Pero ahí estábamos nosotros evitando todo posible descalabro. Pensándolo bien, entre la comida sana, las caminatas por la montaña y nuestro constante correr tras la incansable de Luxemburgo, no me extraña que cayésemos tan hechos polvo en la cama por la noche. Y claro, más de uno pensará que dormíamos como benditos, pues no, la incansable también se despierta varias veces por la noche y no te deja descansar como se debería (sobre todo a la pobre de Helena). Aun así, no cambiaríamos a nuestra Clara por nada en el mundo, y mirándolo bien es una buena ayuda para no engordar demasiado.

Como anécdota curiosa aunque no divertida, a Clara le dio fiebre y le salió un sarpullido raro en las piernas, así que decidimos llevarla al médico. De nuevo hay que quitarse el sombrero ante Helena, porque si me llega a pasar a mi eso no sé que hubiese hecho. Aun así, no fue nada serio y tanto la fiebre como el sarpullido se pasaron rápido. También aprendí alguna que otra palabra en alemán y me está entrando el gusanillo de aprenderlo, aunque sea un poquito. Total que Clara se puso un poco kranke y la tuvimos que llevar a la Krankenhaus, en la que nos atendió un médico que me recordó al psiquiatra austriaco loco de la película de Billy Wilder primera plana, que a quien no la haya visto se la recomiendo ardientemente. El hombre resultó ser muy competente, y aunque la pinta que tenia no le hacia ningún favor, nos tranquilizó mucho, bueno a Helena más bien porque yo necesitaba de la traducción para tranquilizarme.

Al final nos fuimos con pena de los Alpes los cuales no nos decepcionaron lo más mínimo e incluso nos encantaría volver a repetir.

lunes, 10 de septiembre de 2007

La fase de globalización actual y los retos básicos que plantea

La globalización sólo se puede entender como un fenómeno dinámico y multidimensional cuyos efectos se dejan sentir de manera diferente en distintas partes del mundo así como en diferentes sectores de población. Además, la globalización suele ser interpretada de manera muy diferente según se la considere como un fenómeno que tiene una trayectoria irreversible con consecuencias que aumentan de manera exponencial, o bien, de una manera menos determinista, se cuestiona su alcance e incluso se llegan a proponer vías alternativas.

La globalización se podría describir brevemente como la creciente interrelación e interdependencia en los ámbitos económico, financiero, social y cultural a escala mundial que tienen como resultado una homogeneización de estas dimensiones de la actividad humana. La fase actual de la globalización — la llamada globalización neoliberal — se puede decir que comenzó a partir de la década de los setenta. Fue a principios de esa década cuando se abandonó el sistema monetario internacional establecido tras la II Guerra Mundial que se basaba en tipos de cambio fijo. Se empezaron a utilizar desde entonces los tipos de cambio flotantes, algo que ayudó de manera considerable a la expansión de los mercados financieros de carácter especulativo que han ido ganando en capacidad de expansión e influencia. Fue también en esa época cuando en EEUU y el Reino Unido (RU) — con la llegada al poder de Reagan y Thatcher — se empezaron a abandonar las políticas de pleno empleo, bienestar social y estabilidad macroeconómica que habían marcado las economías de los países más desarrollados desde el final de la II Guerra Mundial. Fueron estos países principalmente (EEUU y el RU) los que comenzaron a exportar al resto del mundo — gracias entre otras cosas al peso de sus economías y al papel dominante que tienen en muchas organizaciones internacionales — un modelo basado en una creciente desregulación de la economía y un papel mínimo para el estado.

En la actualidad, los países más desarrollados — en especial la triada formada por EEUU, UE y Japón — siguen en mayor o menor medida el modelo neoliberal. Esto tiene como consecuencia el que otros países menos desarrollados se vean arrastrados a adoptar políticas similares. A su vez, Organismos internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) condicionan frecuentemente los prestamos o ayudas al desarrollo que ofrecen a que los países receptores adopten medidas neoliberales de apertura de sus mercados. Uno de los principios en los que se basan estas organizaciones es el de ventaja comparativa, por el cual se supone que todo país ha de especializarse en aquello que se le dé mejor (aunque haya otros países que sean mejores en ello), y que hay oportunidades para todos los países al abrir y liberalizar sus mercados. Este último aspecto es visto por los detractores de la globalización neoliberal no como una oportunidad, sino como una amenaza al desarrollo humano que no hace sino perpetuar la desigualdad a escala mundial. Parece bastante razonable pensar, a la luz de los resultados, que los detractores de la globalización neoliberal van mejor encaminados.

Por un lado, algunas de las principales organizaciones internacionales en materia de comercio y desarrollo — FMI, OMC, BM —, así como la mayoría de los países desarrollados, predican e imponen a los países menos desarrollados el mantra de la liberalización y la apertura de mercados, mientras que por otro lado ellos mismos no siguen sus propios principios. Como ejemplo más claro están los subsidios a la producción y exportación de productos agrícolas en EEUU y la UE que hacen un daño terrible a los pequeños agricultores de países menos desarrollados, literalmente arruinándolos, mientras que los mercados europeo y norteamericano ponen tarifas y prohibiciones a aquellos productos (agrícolas, textiles y de otros tipos) que puedan competir con los suyos. De esta manera el principio de ventaja comparativa que tanto predican es solo impuesto en una dirección, es decir, dirección Norte-Sur.

Es curioso ver como aquellos países en vías de desarrollo que en las ultimas décadas han experimentado un mayor avance son precisamente aquellos que no han seguido la receta neoliberal. Entre ellos cabe destacar los llamados nuevos países industrializados (NPI) también conocidos como los tigres asiáticos (Malasia, Tailandia e Indonesia) y los dragones asiáticos (Corea, Taiwan, Hong-Kong y Singapur). Los gobiernos de estos países han conseguido convertir sus economías en exportadoras de manufacturas precisamente interviniendo, regulando y protegiéndolas hasta que estas estaban preparadas para competir con países mas desarrollados. Igualmente sintomático parece el caso de la Argentina, considerada durante bastante tiempo la alumna ejemplar del FMI, y que siguió al pie de la letra el mantra neoliberal de liberalización, privatización, y minimización del papel del gobierno. Los efectos desastrosos que sufrió la economía Argentina son reveladores.

A esto hay que añadir otras dimensiones de la globalización neoliberal que tampoco parecen tener efectos positivos en el desarrollo humano a escala global. Como se apuntaba arriba, los flujos de capital inversor han crecido y ganado en influencia desde que se dejaron atrás las tasas de cambio fijas y se comenzaron a liberalizar los mercados financieros en todo el mundo. Bien conocidas son las crisis que provocan estos flujos gigantescos de capital de naturaleza especulativa que tienen una gran capacidad de desestabilización. Igualmente condicionan las políticas de los gobiernos ya que si no se les complace simplemente se produce una fuga de capital allá donde se den las condiciones que los inversores buscan.

Parece que las brechas económica, social y tecnológica se están ampliando entre los países del Norte y del Sur. Así lo parecen reflejar los informes de desarrollo humano de las Naciones Unidas. Esta desigualdad tan persistente y que parece aumentar afecta a todos los países ricos como a los pobres. El fenómeno de la inmigración — que viene dado por la suma de alguno de los factores aquí mencionados — está tomando cada vez más importancia, y en Europa por ejemplo, es una verdadera tragedia diaria.

En resumidas cuentas, parece bastante evidente que para la mayoría de los seres humanos esta globalización neoliberal no presenta oportunidades sino más bien amenazas muy serias. Sin embargo, parece posible, y muy deseable, una globalización que no tenga como únicos patrones de medida el puro crecimiento económico, el enriquecimiento de ciertas elites que se supone crean riqueza para todos y el doble rasero en la imposición de normas de comercio. La globalización podría ser utilizada por los países menos desarrollados de manera que puedan proteger sus economías en etapas iniciales (como los países desarrollados hicieron a su vez con las suyas) y así crear riquezas que se distribuyan y puedan disminuir las desigualdades en los ámbitos nacional y global. Para ello los países ricos han de abandonar sus privilegios y, como se indica en el informe del PNUD 2001, considerar al ser humano como el fin del desarrollo y no como un medio para el desarrollo, rechazando su reducción a mero factor de producción o capital humano.