Dawkins hace una disección de las diferentes corrientes creacionistas, teístas, panteístas, deístas y ateas, las cuales presentan una diversidad en visiones y actitudes que a uno lo dejan perplejo. Por ejemplo, Einstein ('acusado' a menudo de haber creído en el dios judeo-cristiano) entraría en el saco panteísta - que es la doctrina de quienes creen que la totalidad del universo es el único Dios. Parece que Einstein tenia algún tipo de "sentimiento religioso cósmico", que incluso parece que ni él mismo podía dilucidar. Sin embargo en el mayor, y potencialmente peligroso, saco teísta - creencia en un dios personal y providente, creador y conservador del mundo - se puede encontrar a especímenes como Osama bin Laden, G.W Bush, la madre Teresa o las monjas carmelitas descalzas.
Dawkins representa el espectro (d)teísta-ateísta en una lista de siete posibles interpretaciones sobre la cuestión de dios:
- Teísta convencido. Probabilidad de la existencia de dios a 100%. Según C.G Jung, "no creo, sé".
- Probabilidad muy alta, pero inferior a 100%. Teísta de facto. "No tengo absoluta seguridad, pero creo ardientemente en dios y vivo mi vida asumiendo que existe".
- Probabilidad mayor del 50% pero no muy alta. Técnicamente agnóstico pero con tendencias teístas. "No tengo certeza pero tiendo a creer en dios".
- Exactamente 50%. Agnóstico completamente imparcial. "La existencia o no existencia de dios son equiparables".
- Inferior al 50% pero no muy baja. Técnicamente agnóstico pero con tendencias hacia el ateísmo. "No sé si dios existe pero tiendo a ser escéptico".
- Probabilidad muy baja, pero no llegando a 0%. Ateo de facto. "No tengo certeza absoluta pero pienso que dios es altamente improbable".
- Ateo convencido. "Sé que no hay dios con la misma convicción que Jung 'sabe' que lo hay".
Quizás, el único "punto débil" que observo en los argumentos, por otro lado demoledores, de Dawkins, es la escasa referencia que hace a los factores político-económicos en relación con los efectos perniciosos de la religión. Dawkins los menciona por ejemplo en conexión con los problemas de Irlanda del Norte, del conflicto Israelo-palestino o con la "guerra" contra el terrorismo. Sin embargo, creo que para abarcar todos los ángulos de analisis que afectan estos fenómenos Dawkins tendría que ser, no solo el increíble científico que es, sino ademas un magnífico politólogo, sociólogo, economista y filosofo. Pero esa "carencia" se puede suplir leyendo a otros magníficos intelectuales en esos campos que ofrecen esos ángulos diferentes para así poderse construir una visión mas amplia y equilibrada. Aun así el libro es un disfrute continuo, e incluso cuando toca temas relativos a la biología, la física, astronomía y la química, lo hace de una manera muy accesible para los que carecemos de ese conocimiento.
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